Desierto y nación
II. Estados
de Guillermo Korn y Matías Farías
Prólogo de Veronica Stedile Luna
Estos dos ensayos (Mansillescas, de Guillermo Korn y Nuestra América: una modernidad alternativa. Poesía y revolución en Martí, de Matías Farías) que se publican como un diálogo continuado en torno a las imágenes de estado, desierto y nación, punzan dos aristas –tal vez escollos– de la imaginación política que nos interpelan por lo menos desde el retorno democrático a esta parte: el problema de hacer de la coherencia una política –devenida muchas veces falsa política de archivo– o un método de lectura histórica que hace de la traición el tamiz por donde pasar; la otra cuestión que este libro pone en escena es la necesidad de reapropiarnos de la frontera como espacio de revueltas. Pensar un estado en la frontera como instancia contraria a llevar la gendarmería a la villa, las fuerzas armadas a la seguridad interior. Un estado en la frontera es –en la imaginación misma que plantean los ensayos, o el camino que se arma entre ellos– aquel capaz de desarmar las nociones restrictivas de nación e individuo para desplegar una ampliación de derechos en torno a lo común. Un estado en la frontera necesita repensarse de genocidio a genocidio –de la frontera que justificó la avanzada contra los pueblos originarios a fines del siglo XIX al “enemigo interno” de la dictadura cívico-militar– para hacer de la frontera no una zanja, un fortín o centro clandestino de detención, ni una línea de luces azules patrullando a la caza, sino el espacio de derechos por formular.
