
En cuatro patas el mundo
(muta, cruje y galopa).
Sobre Las cuatro patas del amor de Jimena Néspolo (Texto leído en la presentación del libro en Caburé libros el 21 de septiembre de 2019)
(Caterva – 2019)
Por Mercedes Araujo
En Las cuatro patas del amor, se cuenta con regocijo. Quiero decir, hay una escritura erecta que se regodea en el lenguaje, goza y acierta. El libro, en sus doce cuentos, arma una experiencia de lectura densa y destilada. En el camino de la mejor ficción narrativa, no hay señas obvias de la escritora, no hay neurosis de autor, hay sí un artefacto literario que opera en y desde el lenguaje, con belleza y precisión, erotismo y lucidez.
Con tono, ritmo, mirada y oído personal Néspolo hace hablar a sus personajes que no son “les humanes” y sus vicisitudes. La autora hace hablar (y crujir), a los días, al paso del tiempo, a los pájaros, a los atardeceres, al paisaje, a la violencia, a las mujeres, a los animales, a los hombres,a la ciudad, al amor, al desencuentro y al destino, en el mismo plano de centralidad e interrelación. Hablan de sí, de su materialidad, de su drama y goce pero siempre en relación. Por eso el libro es sorprendente y a quien lee le da sensación de que oye por primera vez algo. Digo la sensación porque en el libro se teje además una larga conversación con otras escritoras igual de irreverentes, risueñas y eróticas, Ocampo, Gallardo, Marosa Di Giorgio.
El amor por el lenguaje y el paisaje es sorprendente,también lo es la atención minuciosa y perpleja ante la mutación de la vida, el movimiento y el desborde: en estos cuentos, los cuis se vuelven parientes, los jardines se llenan de cráteres, los pájaros cuentan la historia, las mujeres aman caballos o los engendran, cobijan huevos y peces en sus vaginas o cerca, acarician sus verrugas como fiordos.
Todo se deforma y es un poco siniestro porque el universo Néspolo está en mutación, es inestable como la materia, misterioso como la emoción, migrante e intrincado en otro elemento. La realidad, en estos cuentos, trabaja doble turno, como dice Flannery O’ connor, se expande y desestabiliza, rebalsa.
En las historias hay risa, sorpresa y dolor, geografías diversas, climas, agobio, decadencia, animales domésticos, misterios,ocultamiento y terror a la muerte, pudor, represión y desbocamiento, casi siempre dicho en el borde, sin revelación ni pedagogía.Además cada una de ellas traealgo de veneno, no mortífero, sí perturbador y malicioso como una picadura de avispa.
No voy a hablar de las historias, están ahí, las van a leer.
Pero sí quiero decir algo sobre mi experiencia de lectura. Mis subrayados. Las notas que tomé:
-Formas del paisaje, sus elementos y relación: Una escritura transespecie, política y anti narcisista. El paisaje, la geografía y las especies no humanas, no son escenario sino protagonistas o coprotagonistas. La mutación tiene su propia voz.
“El día en que Juan dejó de ser Juan las aguas del río hicieron crujir con temible fiereza las viejas maderas de los botes amarrados en las orillas. Y el cielo, el mismo que midiera día y noche su esperanza, se cubrió de negros nubarrones que pronto descargaron su desidia sobre el delta.”
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“El valle se extasiaba en miríada de senderos arbolados con álamos de todas las clases existentes que en otoño ofrecían el espectáculo de su caducidad en ocres y dorados de belleza pasmosa.”
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“Aspirar un poco más de ese aire, sentir el rumor de las aguas cuando acarician el barro y anegan los bordes de un cauce que es voluble, que crece y decrece con los días y las noches, que se lleva la esperanza y trae a cambio ramas secas, pájaros muertos y un puñado de sombras.”
-Amor: El amor y el desamor en los cuentos (como en la vida) excede a los protagonistas humanos, paisaje y animales. No se lo nombra, a pesar de llevarlo en el título, la palabra amor aparece apenas unas tres veces en el libro, y dos en relación al amor por los animales. Pensé en Kristeva cuando dice que hay que admitir también que, por muy vivificante que sea, el amor siempre nos quema. Hablar de él, aunque sea después, no es posible más que a partir de esa quemadura.
“Me dijo que para ella el amor tenía cuatro patas. Cuatro patas y la belleza de un caballo. Eso dijo y luego calló.”
“…amor por un jabalí feroz de nombre Igname.”
“No busca respuestas porque se sabe, el amor es a la vez, el enigma y el anhelo.”
-Personajes: los personajes no se hacen ilusiones sobre sí mismos, son sus gracias y sus desgracias,enfrentan la vida, están siempre en relación a algo, aún cuando sea misterio, pérdida, violencia o la nada. Habitan tanto el aburrimiento como la excitación, tierra conocida como extraña. No son sabios ni serenos, aman la sed y la fiebre, las búsquedas inquietas y los errores. (Cita propia de Ladie Fu Hao generala china, que alguna vez leí y copié a mi cuaderno).
Néspolo arma personajes en unas pocas líneas con maestría y precisión:
“Con su cara de badulaque, sus ojos claros muy abiertos y su jeta de sorpresa. Se sacó su gorra de obrero portuario y la apretó fuerte entre sus manos como si fuera una gallina a la que le rompería en breve el cuello”.
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“Era un enero rabioso como solía serlo en los treinta cuando teníamos pocos años en la sangre y nos quedábamos hasta tarde en las orillas barrosas del río, asistiendo a largas sesiones involucradas en el consumo de cigarrillos y de infelices planes sobre lo que sería nuestra vida”.
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“Abrasada por el sol inevitable de la estepa junto a un hombre de sombrero aventurero y bigotes tupidos que se derramaban hacia la comisura de los labios como un helecho vigoroso”.
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“Tanto él como Teodoro eran hombres que copiaban la brisa y el aroma de las novelas de Salgari, eran hombres que insistían en hacer de sus vidas un tapiz de triunfos y combates privados en los que la naturaleza era sólo el paño donde dibujaban el perfil de su sombra”.
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“..tenía extraños ribetes; algo así como un salvajismo mudo no resuelto, como si su rostro y su cuerpo infligieran en cada movimiento una violencia inaudita sobre sus propias carnes para sofrenar una energía bárbara, quizá de otros tiempos, y en ese tironeo entre la violencia de la carne que impulsaba a la acción y la necesidad de un reposo ante el inminente agotamiento, en ese tironeo —digo— su rostro se escindiera en gestos contradictorios, infinitamente irreconciliables.”
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“La noche era una escuela de sombras. Un manto perlado de estrellas que nos abrigaba indiferente mientras caminábamos por las calles adoquinadas hacia las afueras del pueblo. El cuerpo pesado de Inés Heredia imponía el ritmo detenido de la marcha: el paso corto, la respiración algo agitada. Al instante, quizá alguna crepitación interior le hizo emitir un quejido ahogado y detener el paso. Se tomó de mi brazo y continuamos la marcha.”
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“Nací en febrero, en una noche de luna llena. No tengo demasiadas preferencias, me gustan las lilas y los caminos solitarios en otoño. Antes de casarme adoraba acompañar a mi padre a la hacienda, montar a mi yegua y contemplar sin esmero el girar monótono del molino herrumbrado que está tras el solar. ¿Cómo decirlo? Nunca tuve grandes ambiciones. Un marido, hijos, una casa. Tres cosas que he aprendido a olvidar antes de tenerlas.”
Concepto y definición. Las cuatro patas del amor nos trae logradas y precisas imágenes sobre conceptos tan inasibles como el destino, espeluznantes como la destrucción de la naturaleza y esquivos como la experiencia de la vida en la ciudad. Me detengo y subrayo, tomo nota, me deslumbra la precisión con que lo hace.
-Destrucción de la naturaleza: en un tiempo en el que el capitalismo avanza y destroza con saña y velocidad y muchas veces nos deja sin palabras, la autora construye otra vez una imagen perfecta sobre el desastre.
“…la ciudad enviciada en capitales ingleses fue devorándose al monte como una perra hambrienta que lamiera con ardor a sus hijos recién paridos hasta que con lujuria o impericia terminara tragándoselos.”
“Luego de casi veinte años de trabajo violento a través del cual las industrias devastaron el viejo monte de quebrachales hasta hacer de esa lujuria de la naturaleza, una tierra yerma, irreconocible, una pampa importada, oxidada y decadente como un desierto de cenizas; luego —digo— de esa condena, se fueron tan prontamente como habían llegado sin haberle robado al monte ni uno de sus secretos.”
-La ciudad
“A Simona se le ocurre que esta noche, esta ciudad, ellas y todas las personas que la transitan queriendo y creyendo llegar a algún lado, viven y mueren dentro de una heladera, tontamente atrapados sin saberlo. Sólo anhelando una mejor posición dentro de la incomodidad del espacio. Deseando pasar de la rigidez vertical de la puerta a la horizontalidad de algún estante, lidiando por un lugar entre los vegetales, los huevos o la carne, buscando a los pares, con quienes compartir el frío. Se figura al fin a los lácteos, como un delgado cartón de leche descremada.”
Por último, sin definición que cierre o restrinja, en varios de los cuentos se enfoca sobre la violencia contra las mujeres haciendo especial hincapié en sus variantes y diversas formas de la complicidad.
Les invito a leer estos cuentos y a brindar por Jimena: brillan.